Comprendí, cuando la foto se deslizó de la caja, que en algun momento de mi vida, supe ser feliz conmigo misma.
Comprendí, entre otras cosas, que el amor hacia mi persona era posible y sólo bastaba un poco más de tiempo.
Acepté que mis facciones son bellas, como las de toda mujer, pero que últimamente se escondían entre kilos de comida que sólo lograron hacerme atrincherar en mis propias murallas, creyendo estar protegida.
Lo cierto es que, lejos de protección, sufrí discriminación en carne propia, sentí pena de mí misma muchas veces y hasta creo haber sentido asco.
Ojo, no es lindo ponerlo en palabras como estoy haciendo ahora, quiero decir, no me enorgullezco de todo lo que hice, por eso pretendo reivindicarme conmigo, poder perdonarme, saber aceptarme todos los días, siendo gorda, flaca o lo que sea.
Creo que esta dieta no sólo me ayudó a verme más bonita sino que, por sobre todo, está poniéndome frente a mis ojos, un millón de cosas que no quise ver en su momento.
Llegué a agredirme tanto que dejé de salir con amigas, evité reuniones sociales, puse excusas a cuanta reunión hubo y nunca pero nunca, me vestí estando acompañada.
Me aislé en cada oportunidad que pude hacerlo, me encerré en un cuarto en el que sólo había lugar para mí y toda la comida que yo qería, pero nada más.
Llegué incluso a descuidar a mi marido, creyendo que ese amor inquebrantable que existió desde el primer día, permanecería intacto...algo que no sucedió porque, si bien seguimos juntos, llegué a cansarlo con tantas condiciones y ansiedades.
Definitivamente estuve matándome y maté todo lo que tenía futuro cerca mío.
Hice mucho daño por culpa de mi gordura y el peor de todos fue conmigo misma, todos y cada uno de los días que estuve excedida en peso.
Hoy, con mucha fuerza, quiero cambiar todo aquello. Quiero volver a reirme como lo hacía antes. Quiero volver a "producirme", quiero sentirme bonita. Quiero amarme y aceptarme. Quiero que otros lleguen a conocer todo lo que hay detrás de esta muralla de robustes y calorías.
Paso a paso, muy despacito, lo estoy logrando.
Ojalá vos también puedas unirte, porque te aseguro que comenzar a entrar en los pantalones, es algo que dignifica, completa, nos llena de vida y en definitiva, nos da una segunda oportunidad para seguir adelante.
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