Debo admitir que, si bien al invierno es mucho más solidario con los gordos, también puede llegar a ser catastrófico. ¿Por qué? Porque hoy, gracias a los 10 grados centígrados que anunció el servicio meteorológico, tuve durante todo el día unas terribles ganas de engullir cierta cantidad de chocolates.
Sin embargo, fiel a mi regimen, pude resistirme ingiriendo, a cambio, dos manzanas verdes con las que intenté engañar a mi estómago cada vez que me pedía algún manjarcito.
La buena noticia es que: ¡Subsistí!
Otra de las cuestiones que estoy sintiendo a menudo y que quisiera compartirlas con ustedes, es la tendencia en crecimiento que tengo, de hablar conmigo misma y en voz alta a cada segundo.
Digamos que, entre Yo y.. Yo, no hablamos de cualquier temática, sólo nos limitamos retarnos y autoconvencernos mutuamente de lo importante que es para ambas, seguir con esta dieta estricta.
Algo así como: -No lo comas. Sabés que no te va a hacer bien, o ¿Querés tirar todo por la borda? ¿No te parece querida que vale la pena intentarlo por última vez? No tenemos nada por perder...sólo kilos de más que ya nos tienen cansadas-
Lo cierto es que he comenzado, sin darme cuenta, una terapia conmigo misma para tratar de asumir mis ataques de ansiedad, mis ganas de arrasar con todo lo que encuentre en mi camino y por sobretodo mi pasión desenfrenada por todo lo que anuncia en su etiqueta "COMESTIBLE".
Creo que, o la abstinencia está haciendo de las suyas conmigo o verdaderamente estoy ejercitando mi inconsciente para que juntos, tengamos una mejor calidad de vida.
En fin, seguiré comiendo mi manzana creyendo que es, en verdad, uno de esos chocolates con mucho dulce de leche en su interior.
¡Por el momento esta técnica, parece ser de lo más recomendale!
¡Hasta mañana!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario